martes, 25 de marzo de 2008

Hay que ver como la cabeza nos lleva de un sitio a otro sin darnos cuenta, como cambia la vida de un momento a otro, en un minuto nos da tiempo de cambiar nuestro mundo, o de que cambie nuestra vida…
Pensando en los hijos, en ordenar sus juguetes, en la cantidad de cosas que tienen, en el valor que le damos y en el que ellos le dan. Recordé el momento en el que yo reclamaba a mi madre más juguetes y ella con todo el cariño del mundo empezó a explicarme que cuando era pequeña, jugaba con una caja de zapatos que utilizaba como cuna de su única muñeca, hecha por ella misma, con dos palos, un trozo de tela y una piedra atada con una cuerda a la que le pintaba los ojos y la boca con carbón, me daba todo tipo de detalles de como eran sus juegos, poco podía imaginar ella que esas explicaciones me estaban causando un efecto inesperado…
- o sea, que tú, ¿has sido pequeña? –mis ojos no podían estar más abiertos, y mi madre soltó una carcajada que yo no entendí -pues claro, ¡no pensarás que he sido toda la vida así! - ¿cómo que no? Pensé yo, ¡eres una madre!- yo también he sido pequeña - me decía ella divertida -¿entonces, quien era tu madre?- pregunté yo, las cosas ya no me cuadraban… - pues la yaya Antonia…- ¡pero si es vieja! - ¡caramba! Cuanto más se complicaban las cosas más se reía - ¿entonces de dónde he venido yo? – me preguntaba ella para saber dónde me había perdido- pues no lo se, las madres son madres y las abuelas son abuelas – y por esa regla de tres yo tenía que ser niño toda la vida, es más, recuerdo haberle dicho en una ocasión anterior - cuando esos zapatos se hagan pequeños, ¿me los podré quedar?- En aquella ocasión también rió mucho. Y me explicó que las cosas no se hacías pequeñas, éramos las personas las
que crecíamos- a mí me interesaban los zapatos y esperé con ansia a que nuestras medidas coincidiesen, me daba igual si crecía yo o encogían ellos.- Entonces la yaya era más joven – ¡lo que me faltaba! La abuela tampoco había sido abuela toda su vida…- entonces… cuando yo me haga mayor ¿tú serás una abuela?- seguramente si- contestaba, siempre a la expectativa – y la abuela ¿Qué será? – pues una bisabuela- yo no tenía de esas, y si la tenía no la conocía- ¿yo tengo bisabuela?- no hijo , tu bisabuela murió.- a ver… necesito tiempo, pensé, mi madre ha sido pequeña, su madre es mi abuela y mi bisabuela murió, cuando yo sea padre, mí madre será abuela y mi abuela morirá…¡después morirá mi madre! Fue la peor noticia del mundo…estuve llorando una semana, por las noches no podía dormir, pensando en toda la gente que se moriría. Entonces tendría como cuatro o cinco años, fue la primera lección de vida.

viernes, 21 de marzo de 2008

Relatito de la ser

“Abrumado por tanta responsabilidad, el animal había huido”. Triste epitafio para alguien tan bueno. El mote de “animal” no se correspondía con la realidad, con su compromiso y con su humildad. Aquel día le tocaba lanzar un penalty con cincuenta mil nazis y el fürher mirándole fijamente. Terrible contradicción: era el de la victoria de su equipo frente al de la SS, que suponía poder salvar a sus compañeros. Pero si lo fallaba…todo lo contrario. Tras una breve carrera pateó el cuero. Desde entonces, el resto del equipo cada año ofrece flores al crematorio donde aún huele a césped en su honor.

http://es.youtube.com/watch?v=9hNMK-7nyw4

miércoles, 19 de marzo de 2008



Me gustaría ir a una exposición. Se llama el arte en el siglo XII.

Me iría bien para el tema de mi libro. No creo que esté mal,
supongo que seran esculturas y pinturas sobre todo de tema religioso.

Era una época oscura, donde la religión y por tanto los curas
manejaban totalmente no sólo la muerte sino también la vida.

El máximo afán de aquellas personas era intentar hacerlo
lo mejor posible para poder entrar en el reino de los cielos.
Con esa simple mentira se han tenido subyugados a generaciones enteras.
A simple vista podemos pensar que las gentes que vivían entonces eran
muy diferentes a las que ahora poblamos este planeta.
Y ahí radica la magia: que no lo eran tanto.
Vivían poco, vamos, casi nada, sólo trabajaban y amaban para tener hijos;
trabajar y amar. En lo primero por suerte hemos cambiado mucho.
En lo segundo, por suerte, no. Seguimos teniendo sentimientos,
seguimos queriendo y amando, hayan guerras, campos de concentración
o hambre.


Eso es lo único grande que tiene el ser humano. El resto es supérfluo

viernes, 14 de marzo de 2008

Cleo la levantó y allí la esperaba el alacrán, con la pinza presta a asestar un certero picotazo en la parte del cuerpo más expuesta.

- ¿Qué haces, Cleo? Preguntó María

- Buscarme algo que llevarme a la boca

Nada más decir esto, con un gesto veloz y preciso cogió al negro insecto justo por el centro, que se retorció como si lo estuvieran quemando vivo. Sabía que eran sus últimos momentos de existencia y lanzó un errático ataque.

- Alacrán, mmmm, se me antoja trucha.

- Acaba pronto y vamos al refugio que ya están sonando las sirenas. Anda, no seas tacaña y dame una patita.