martes, 29 de julio de 2008

Mira que soy raro!!!!!!


Cuando entro en una catedral o iglesia me fijo en todo, pero sobre todo en las lápidas. Hasta su prohibición debido a la propagación de enfermedades malignas, se permitían los enterramientos en la propia iglesia. Más tarde se obligó a que fueran todos en el camposanto y ya más recientemente en cementerios fuera de los núcleos urbanos.
Hasta hace poco, la lápida que más me había llamado la atención era una que rezaba así (y nunca mejor dicho lo de rezaba jeje): "Rezad a Dios por este miserable pecador" (Iglesia de Medinacelli, Soria). ¡¡¡¡¡Mira que le he dado vueltas a la frasecita de marras!!!!!! ¿qué habría hecho el figura para que él mismo se llame miserable pecador? hoy día casi todos lo somos. Basta con hacer zapping y cazar un canal donde echan un culebrón sudamericano con escenas subidas de tono, zas!!!!!! pecador. Pero en el siglo XVII, que todo se regía por lo que mandaba el cura párroco de turno...no sé, me dio hasta pena el finado.
Pero es que hace poco, en la catedral que está dentro de la Mezquita de Córdoba me encontré ya con el summum de los epitafios: "aquí yace en polvo, ceniza y nada x". Lo de polvo y ceniza, lo entiendo, pero ese "nada" me descolocó. ¿Nada antes o después de muerta? Si es después de muerta, se demuestra que tras la vida no hay nada, y por tanto las teorías de la Iglesia del cielo e infierno se desvanecen de un plumazo. Pero si no era "nada" antes de muerta, ¿qué hace enterrada en una catedral? Ello me lleva a considerar como válida la primera teoría: que tras la muerte no hay NADA. Y a ver quién es el muerto que me lleva la contraria.

http://www.youtube.com/watch?v=KFZHF6XmPls&feature=related