lunes, 24 de noviembre de 2008

Números rojos

Este es un microrelato escrito en vivo, en un concurso donde, como puede apreciarse, no estuve muy inspirado. Era la primera vez y ya sé de que va la cosa, así que la próxima lo haré mejor. Eso sí, gané un diploma, aunque se lo daban a todos los que se presentaron y lo leyeron, aunque no todos los que se presentaron lo tienen. El tema era sobre la crisis y más concretamentes sobre los números rojos.

El día que cambió mi vida lo recordaré siempre. Un día lluvioso, torrencial diría yo, más propio de un monzón asiático que de un otoño mediterráneo. No nos hacía falta paraguas, siempre nos parapetábamos tras un pequeño muro, esperando nuestro momento de gloria, aunque fuera un pequeño tiempo. Poder reirnos de los “morenitos” había merecido la pena. Ellos nos acomplejaban, se reían porque decían que ellos provocaban risas y nosotros llanto, ellos alegría y nosotros sorpresa y pavor. Ellos pasión, nosotros, pena. Desde hacía tiempo ganaban por goleada y nosotros sólo aparecíamos esporádicamente en manos de algún desaprensivo y malgastador. Pero ahora cambiaban las tornas. Ellos pasarían al ostracismo y nosotros seríamos los amos, aquellos que salen por todos los medios. Mandábamos. Lo que decía mi amigo el “cabeza huevo” salía a relucir: qué más da que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de ti.Aquí estamos. Hemos conseguido nuestro objetivo. Nadie nos quería y ahora todos nos desprecia. Hemos ganado la batalla, aunque sabemos que la guerra es dura. Los “morenitos” ahora nos miran con envidia, tardarán en volver a aparecer. Lo que son las cosas: en los momentos difíciles, los que antes lloraban ríen, y los que reían ahora lloran.