viernes, 14 de marzo de 2008

Cleo la levantó y allí la esperaba el alacrán, con la pinza presta a asestar un certero picotazo en la parte del cuerpo más expuesta.

- ¿Qué haces, Cleo? Preguntó María

- Buscarme algo que llevarme a la boca

Nada más decir esto, con un gesto veloz y preciso cogió al negro insecto justo por el centro, que se retorció como si lo estuvieran quemando vivo. Sabía que eran sus últimos momentos de existencia y lanzó un errático ataque.

- Alacrán, mmmm, se me antoja trucha.

- Acaba pronto y vamos al refugio que ya están sonando las sirenas. Anda, no seas tacaña y dame una patita.