domingo, 3 de agosto de 2008

Qué difícil debe ser subir el Everest. ¿Qué habrá llevado a muchas personas a subirlo?
Una vez (bueno, más de una) me han preguntado por qué he hecho maratones (he hecho sólo tres y ya me llaman maratoniano jeje). Siempre respondo lo mismo: no lo sé. Tal vez como todo: se comienza sin pensar, una cosa lleva a la otra y...sucede. El recorrido es un suplicio, pero el final es emocionante. Y eso se parece tantas cosas en la vida... El sufrimiento físico se ve más que recompensado con el saneamiento psicológico. Te da tiempo a pensar mucho, pero sobre todo a encontrarte contigo mismo, a pensar en tí y en como eres, a descubrirte cosas que te gustan y cosas que no te gustan, y a aprender a luchar, algo imprescindible si se quiere conseguir lo que se pretende y mantenerlo. Sí, tal vez si me tuviera que definir yo mismo con una sóla palabra sería esa: luchador, o mejor bregador, alguien que sabe encajar pero que a su vez cada golpe lo hace fuerte para poder ser más humilde y más sencillo. En suma, para ser mejor persona.

Para completar el comentario, aquí va una canción:

http://es.youtube.com/watch?v=k5xNR4iU-Zk&feature=related