jueves, 4 de septiembre de 2008

Doble moral

Nueva temporada de los relatitos de la cadena ser. Esta semana, para ser la primera, la frase era ratonera...y de animales va el tema, de todo tipo. El año 1945 fue un año especial, el del fin de la peor de las guerras, donde floreció lo más macabro de la condición humana (hambrunas, sitios a ciudades, holocausto nazi). En este relatito quería reflejar cómo una persona puede sentir lástima por los animales pero en cambio no por los judíos que eran quemados en los hornos. De nuevo Austwichz en mi pensamiento. Aún tengo clavados los barracones, el montón de maletas con nombres pintados a tiza, las fotos y las esperanzas que fueron truncadas para nada, para que hoy día aún se comentan verdaderas barbaridades.

Aquí va el intento:

El serenatero gustaba de enseñar equilibrios a las cabras. La morfología de las de Austwichz las hacía idóneas, según los nazis, para desactivar las bombas que los aliados estaban lanzando por toda Berlín. Allí, al lado de los hornos, eran instruidas como si bailaran un vals. Sí, las cabras habían sido una buena salida contra el remordimiento de conciencia que le producía el haber tenido que llevar al suicidio a perros-kamikaze adiestrados para que se lanzasen como posesos bajo la panza de los tanques. Y de mientras, entre la ceniza, pensaba qué sería de él cuando la guerra acabara y susurraba para sí: “Con la paz no todos ganan”.