viernes, 17 de agosto de 2007

Relato sobre Woody Allen

Nuevo relato en la cadena Ser, esta vez sobre Woody Allen en Asturias. No me gusta mucho el final, pero mis neuronas no dan para más.

Aún recuerdo mi primer día. Fue emocionante. Mi cometido era ni más ni menos que tapar la cabeza de Woody Allen. No de un pescador del campanu o de un turista de los de foto y autocar, no. ¡¡Woody Allen!!. En realidad, mi vida tampoco es que haya sido muy excitante. Viajar he viajado, eso sí. Me lleva de un sitio para otro: New York, Barcelona y ahora Oviedo. Pero vaya donde vaya, yo siempre he de estar preparado, en perfecto estado de revista ante el flash de cualquier paparazzi. A veces pienso que estoy hasta el gorro de estar sobre su cabeza, sobre todo cuando me hace sufrir aplastándome contra el objetivo de su cámara. El pobre dudo que escuche mis ahogados quejidos. Dicen los estilistas que soy el sombrero adecuado para él. Y yo estoy de acuerdo. A esa cara de niño envejecido sólo le sienta bien un gorro de pescador, que tape bien todo su universo de delirio por arriba y que lo plasme a través de sus ojos. Pero de todos, hay un momento especial. Es conmovedor cuando me coge con sus dedos descarnados, me reposa suavemente en un asiento al lado suyo y se pone a tocar el saxofón, dejando volar su imaginación. Y yo la mía.