martes, 11 de septiembre de 2007

Carrousel de microcuentos

Por perro, tengo que colgar tres microcuentos. Dos de ellos para un concurso simpático y emocionante con los compañeros de la FEP de Hattrick (gracias, raze/amenambar) y uno para el concurso de la cadena Ser.

Los de la FEP son éstos. El segundo, pese a haberlo hecho deprisa y corriendo, ha sido el que más ha gustado.

No es justo

Soltó una carcajada y apagó el ordenador. ¿Cuándo fue la última vez? Su vida no había sido un camino de rosas: cuidar de sus tres hermanos tras la muerte de sus padres, trabajar, sin tiempo para divertirse, para querer…para amar. Le llenaba que los niños fueran ya adolescentes sanos y felices. Y por fin le llegó aquella concluyente frase: “te amo, cariño mío”. Fue en su búsqueda. Una curva traicionera. Triste ironía del destino: el día más feliz de su vida es el que Dios eligió para llevárselo. Lágrimas negras en el cielo caían por él.

Para llorar

Soltó una carcajada y apagó el ordenador; soltó una carcajada y se fue a vestir; soltó una carcajada y cogió el coche para ir a trabajar...así desde hacía 3 años. Los médicos decían que proviene de un shock emocional, pero él ni se acuerda cuál pudo ser. Un día, se levantó así, con una carcajada, y a cada acción que hace la suelta. Lo peor es en los entierros: la suelta cuando va a dar el pésame. Mortal. Ahora está en un puente, riendo. Espera que los peces tengan mejor sentido del humor.

El de la cadena Ser es este otro. Parece que no se ha entendido bien quiénes eran los amigos. Espero que alguien sepa encontrarlos.

Trepé al castaño y observé sin pestañear, escruté más bien, cada centímetro de mi cara reflejada en aquel espejo que aún se mantenía, casi ingrávido, por aquella cuerda desde hacía…muchísimo tiempo. Habían sido mis mejores amigos, testigos de mi primera salida nocturna…de mi primer amor. Pero, como casi todo en la vida, la amistad se truncó. Fui injusto con ellos. Pagaron los platos rotos de un desamor y los aborrecí. Me fui lejos para no verlos. No debí hacerlo. Ahora, en el final de mis días, me doy cuenta lo que hice. Nunca tuve amigos como ellos, nunca.